Gestos universales

Rosa Mondragon/

Ninguna otra acción física puede mejorar nuestra exposición oral, como lo hacen los gestos. Porque los gestos apoyan las palabras, proporcionan vitalidad al discurso, disipan la tensión, estimulan la participación y, lo más importante, transmiten sentimientos.

El investigador Albert Mehrabian afirma que en una conversación cara a cara el componente verbal es un 35% y más del 65% es comunicación no verbal. De ello puede deducirse que muchos gestos que realizamos inconscientemente, hablan por nosotros: mover la cabeza para afirmar o negar algo, fruncir el ceño, encogerse de hombros, enseñar los dientes, cruzar los brazos, …
La mayoría de los gestos y movimientos que utilizamos habitualmente, nos vienen condicionados por los matices culturales y el entorno familiar, que influyen en nuestra manera de «hablar con el cuerpo».

Puesto que cualquier propuesta se presenta y se resuelve mejor cara a cara, veamos de qué manera debemos comportarnos con el interlocutor:

  • La distancia correcta. El tema de las distancias es de gran importancia a la hora de entablar un contacto o conversación con otra persona. Hay muchas personas que no les agrada que otros «invadan» su territorio o zona personal. Se calcula de esta manera: la zona íntima, de hasta 50 cms. de distancia, donde se acercan las personas más allegadas (familia, amigos íntimos, etc.); la zona personal hasta 125 cms, distancia utilizada en reuniones, entorno laboral y social;  la zona social, hasta los 2 ó 3 mts. utilizada con personas ajenas a nuestro entorno (el cartero, un electricista, etc. y gente en la vía pública).
  • Hablar con las manos. El primer apretón de manos puede ir acompañado de otras acciones, como dar una palmada en el hombro, que solo debe realizarse en casos de gran amistad, puesto que invaden la zona privada. En cuanto a la posición de las manos durante una conversación, generalmente las palmas hacia arriba y abiertas indican honestidad y sinceridad. Mientras, las palmas hacia abajo significan una posición dominante y, en ocasiones, poca honestidad. Por lo demás, mantener los brazos cruzados (al igual que las piernas) denota generalmente oposición, miedo o preocupación, aunque puede ser simplemente una salida automática para tratar de sentirnos cómodos.
  • La cara es un espejo. Se dice, que la cara es el espejo del alma. Y, en efecto, la manera de mirar también expresa más de lo que pensamos. Por ejemplo, los ojos muy abiertos, denotan sorpresa, admiración, mientras que los ojos más cerrados o forzadamente cerrados denotan desconfianza, seriedad, desaprobación. Las personas que miran a los ojos suelen inspirar más confianza y ser más sinceras que las que rehúyen la mirada.
    En determinadas ocasiones observamos que en algunas reuniones se imitan gestos de la persona que está hablando, seguramente de forma involuntaria. Esto significa que pensamos de la misma manera que la persona a la que estamos imitando, es un signo de concordancia y acercamiento con el interlocutor.
  • Otros signos. Cada uno de nosotros tiene algún tic que se nos rebela sin querer: guiños, parpadeos, muecas, jugar con las gafas, acariciarse la barbilla, … Muchos de ellos son insignificantes y aparecen y desaparecen inconscientemente. Pero siguiendo la lógica de quienes estudian su significado, determinamos que morderse las uñas o chasquear los dedos son muestras de inseguridad y de nerviosismo. Mientras que si apoya su barbilla sobre su mano, significa aburrimiento. Pero, si pone su dedo sobre la mejilla denota un alto interés por el tema. Frotarse la cabeza o darse palmadas en ella denota enojo, enfado y otras veces un simple olvido.

 

La lista de gestos e interpretaciones es infinita. En cualquier caso, los gestos son tan variados como las personas, y como las situaciones en las que nos encontramos. Y la interpretación de la comunicación gesticular debe servirnos para entender mejor al interlocutor y reflejar una mejor comprensión y aceptación del mismo.