Autobuses mañana y tarde

Durante el proceso de creación, alguna vez he sentido que un idioma es mejor que otro. Más que "mejor", diría "más fácil". O más ligero, más rápido, más sugerente. Durante mucho tiempo, ese idioma ha sido para mí el castellano. El simple hecho de escribir me abre una pequeña hendidura en el corazón. Como una de esas grietas que hay en el techo de tu habitación. No sabes cuándo apareció, pero ahí está.

Muchas veces he pensado que no puedo crear en euskera. Que las frases no suenan igual, que no tienen el mismo matiz, ni la misma fuerza. Y la mayoría de las veces me cuesta entender ese pensamiento, porque en general vivo en euskera. Pero luego me veo a mí misma en Barcelona, cogiendo el metro para ir a unas clases snob de ‘Creatividad Integral’ y ‘Escritura Creativa’, y las ideas empiezan a aclararse. He escrito, he pensado y he creado, sí, pero no en euskera.

De vuelta en Euskal Herria… Aquí pasa mucho lo de crear en castellano y luego traducirlo al euskera como en un segundo plano. Pero todos sabemos que eso no funciona. Cuando te encuentras con algo así, las piezas no encajan, algo falla y, en el mejor de los casos, al menos da para un meme. Me viene a la cabeza aquello de “Autobuses mañana y tarde / Autobusak bihar eta berandu”. Bueno, quizás en ese caso no sea tan mala traducción.

Lo que quiero decir es que no es tan fácil encontrarse con personas que creen en euskera. Ni siquiera con aquellas que quieren crear en euskera con ellas. Pero existir, existen. Y ese oasis hay que cuidarlo, cultivarlo, echar raíces. Cuando se encuentra, y más aún cuando se mantiene, es un tesoro. Aquí, en Arteman, decimos que la creatividad tiene mil senderos. Pues también los tiene el euskera.

Lide Mendiaraz.