De la incertidumbre de hoy, a las tendencias del mañana (I)

Como ya es costumbre cada semestre, el equipo Arteman nos reunimos con las/os compañeros de C4E para hacer un repaso a través del futuro y las tendencias en una sesión inspiracional. Parte del equipo distribuido en la oficina, otra parte desde casa. Cerca en la lejanía, juntos/as. Es curioso hablar sobre las tendencias que prevalecerán en el futuro, desde la situación de incertidumbre actual. Tan curioso como interesante y enriquecedor.

La COVID-19 traerá cambios en nuestro estilo de vida. Eso es al menos lo que se prevé. Y eso pondrá a ciertos sectores, modelos de consumo, formatos…por delante de otros. El mundo cambiará, ya está cambiando. Cambiaremos las personas, ya estamos cambiando. Cambiarán los mercados, ya están cambiando. Pero, ¿hacia dónde?

La soledad como enemiga

Aunque parezca sorprendente, en esta era de hiperconexión la soledad es una amenaza real, no solo para las personas mayores. El estilo de vida actual facilita el aislamiento social, también en el colectivo más joven. Parece que será uno de los principales males del futuro y para hacerle frente, están apareciendo ofertas de lo más innovadoras aquí y allí: pueden comprarse abrazos, alquilar amistades, ofrecer conversaciones a personas desconocidas…

Buscamos contacto humano y el co-living o vivir con otras personas ya no es solo cosa de universitarios/as. Cada vez son más habituales, sobre todo en ciudades grandes, residencias para personas adultas que cuentan con espacios comunes. No penséis que es más barato que vivir en soledad, pero parece que el poder hablar con alguien es un factor que se valora más que el económico.

La credibilidad como prioritaria

Las estrategias de influencers que se han llevado a cabo hasta ahora, ya han empezado a generar suspicacias. Los/as usuarias cada vez acuden más a referentes cercanos, expertos/as… personas que ofrecen consejos de verdad, no porque les paguen, sino porque realmente crean en el producto que recomiendan. Por lo tanto, pierde importancia el tamaño de la comunidad y gana su calidad, la unión que la/el usuario tiene con ella. La naturalidad gana ante lo artificial, ante la perfección irreal y el colectivo consumidor busca referentes con los que se siente identificado.

También está en esa misma línea el greenwashing. El cuidado del medioambiente se ha convertido en un tema de prioridad social y a las empresas se les exige compromiso con la sostenibilidad. El greenwashing se trata precisamente, de mentir sobre esa sostenibilidad que supuestamente se practica y el colectivo consumidor está muy atento ante esto. La transparencia se convierte en clave y se exigen hechos por encima de palabras.

La tecnología: dos caras de una misma moneda

La desconfianza hacia las empresas tecnológicas ha ido aumentando por parte de gobiernos y colectivos consumidores y políticos, sobre todo por miedo a la utilización de datos y al impacto que tienen sobre la sociedad. También se ha generado debate en torno a la inteligencia artificial y los deepfake o vídeos falsos. El desarrollo de la tecnología ha facilitado poner nuestra cara en cualquier lugar y poner en nuestra boca palabras que jamás diríamos. Hace real lo inimaginable.

No obstante, esta crisis ha puesto en valor los beneficios que, de alguna manera, nos brinda la tecnología. Hemos visto su lado más humano y solidario. Herramientas como Zoom o House Party han acortado distancias entre personas y facilitado que podamos seguir con nuestro día a día en esta situación tan atípica.

Ocurre algo parecido con los sistemas de reconocimiento facial. Siendo sistemas que pueden traer beneficios para las personas consumidoras (porque evitan el contacto con las diferentes superficies, porque puede facilitar recibir servicios personalizados…), generan preocupación en torno a la privacidad, sobre todo en Europa. Siendo aún una tecnología muy joven, su desarrollo está siendo muy rápido y la tenemos llamando a nuestra puerta sin lugar a dudas.

Está claro que, las tendencias, los puntos de vista, la oferta…cambia de un día para otro y que debemos ser veloces para adaptarnos a esos cambios y adecuar la oferta a las tendencias venideras. La imaginación es infinita y lo que ayer era impensable, hoy lo tenemos entre las manos. No podemos saber lo que nos depara el futuro con seguridad, pero esta ha sido una primera aproximación a lo que pueda venir. ¡Pronto más!

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